La constancia hizo su trabajo y me regaló la posibilidad de aletear... me brindó la valentía de la cual me priva la incertidumbre. Me alegra saber que cuento con la fortaleza de mi cuerpo, el devenir de mi demencia y la poesía de mi espacio...
Ahora que ha salido el sol,
pienso en el tiempo que perdí pensando
y aún así, el pensamiento sigue funcionando...
Ahora conozco mi lugar, creo conocer mi dirección.
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