VERDAD, sí, sí; ya habéis los dos sanado
mi locura.
El mundo me ha mostrado, abierta
y blanca, con vosotros,
la palma de su mano, que escondiera
tanto, antes, a mis ojos
abiertos, ¡tan abiertos
que estaban ciegos!
¡Tú, mar y tú, amor, míos,
cual la tierra y el cielo fueron antes!
¡Todo es ya mío ¡todo! digo, nada
es ya mío, nada!
Diario de un poeta recién casado
Juan Ramón Jiménez